El digestato que se utiliza como fertilizante se obtiene introduciendo en un digestor un silo para la degradación de las sustancias orgánicas: restos de maíz diluidos con agua y a menudo con el añadido de excrementos ganaderos.
Dentro del digestor, el producto es mantenido a volumen constante, generando biogases para la producción de energía eléctrica y térmica.
De lo que ahora hablamos, de todos modos, no es el biogás, sino el producto de desecho resultante: el digestato. Este es introducido en máquinas centrífugas para separar el agua del residuo sólido. Este último es deshidratado y transformado en gránulos de fertilizante.
Para ello MIAL ha diseñado y desarrollado un sistema completo con grandes posibilidades de personalización según los requisitos del cliente.
El digestato, todavía en polvo, es cargado por medio de un transportador de cadena en la virola, donde el producto es acumulado, y mantenido en movimiento para facilitar su descarga en la prensa granuladora.
El producto es cargado en la prensa granuladora a través de un sinfín alimentador.
A continuación un transportador conduce los gránulos a un sistema de enfriamiento para reducir la temperatura.
Después son descargados por gravedad en una criba circular que separa la parte ya lista (los gránulos) de aquella todavía en polvo.
Esta última parte es reconducida a la virola que se encuentra sobre la prensa, donde se transforma en gránulos; mientras que el producto, ya limpio, es conducido a su destino final, por ejemplo una línea de ensacado.
Los gránulos de producto miden 4x4 mm, ideal para su esparcimiento sobre el suelo y su uso como fertilizante de efecto inmediato, en lugar de los tradicionales fertilizantes químicos (urea, sulfato amónico...), mucho más caros y con gran impacto ambiental.
El proceso se ejecuta en modo totalmente automático, mediante panel PLC, con posibilidad de control remoto.
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